martes, 23 de septiembre de 2008

Tonos y melodías de los móviles

Qué gran invento este del teléfono móvil, que permite comunicarte y estar localizable en cualquier momento. Y ya se sabe, a un buen invento le sigue otro en forma de complemento.
Cada vez que nos compramos un móvil, lo primero que hacemos es customizarlo a nuestro gusto como si fuera una Harley o tunearlo como un vulgar Ibiza. Menos mal que los fabricantes nos dan facilidades y nos obsequian con un determinado número de imágenes, logos, tonos y melodías para dejarlo como nos gusta; pero es sabido que casi todos los aparatos llevan los mismos tonos, y claro, tenemos que personalizarlo aún más, con lo cual aparecieron los tonos, los politonos y los tonos reales. Rascándonos los bolsillos, gracias a enviar un mensaje sms al 77 y dos números más, podemos acceder a cantidades ingentes de melodías para convertir una llamada a nuestro móvil del titutátitutá al conocido tema de la vaca loca ai like tu muu muuu! con lo que seremos los más in en tema de sonatas de móvil.
Y claro está, tenemos que demostrar esos sonidos, y precisamente recuerdo ese concierto de móvil en el lugar y momento más inoportuno, cuando una señora rebusca en el interior de un minúsculo bolso, que se asemeja a un pozo sin fondo o a la chistera de un ilusionista, eso si no tiene un mensaje del tipo: Pancracia! agarra el aparato que te están llamando Pancracia (porque ya están personalizados con tu nombre enviando el sms al 77xx).
Y es que el inútil de turno que te llama, es tan tonto, que no cuelga aunque lo fusilen: pero desgraciao! que no te cojen el teléfono! déjalo tranquilo que vas a agotar la pila...

en fin, que le vamos a hacer.

Pues darle una vuelta de tuerca a la cosa: ahora los aparatitos llevan incorporado vídeo y radio. y claro está, hay que presumir de ello, incordiando al personal. Va uno tranquilamente paseando por la calle cuando se acerca una jovencita y se oye el chungachunga que emite su móvil. Ahora, lo peor de todo, lo que me pasó este verano. estaba con un amigo cenando en un bar y viendo la tele, cuando de repente se sienta frente a nosotros una pareja de mediana edad. Es del todo inevitable oír la conversación, que se superpone a la que mantengo con mi amigo cuando, de repente, oigo una música que tapa la emisión del televisor. Extrañado, le comento a mi amigo cómo puede ser que en el bar pongan el hilo musical (con música sudamericana) teniendo la tele encendida, a lo que me comenta mi amigo: ES EL TELÉFONO DE LOS DE ENFRENTE.

Nada, que de horteras y maleducados no nos libramos.

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