domingo, 11 de julio de 2010

Editorial Es Pont nº 215

Cuantas veces no hemos oído decir que Mayo es el mes de María, cuantas veces hemos celebrado la fiesta de Pentecostés, cuantas veces nos han empezado a llegar las invitaciones de las Primeras Comuniones.

María, símbolo de fecundidad, de compromiso, de SÍ a Dios con todas las consecuencias, un SI que se antepone al de su hijo, se entrega para dar Vida al que nos da Vida. Las dificultades por las que habría de pasar María no son un escollo para una simple joven, se entrega, con sus miedos si, pero confiada en Dios. Es un bello ejemplo a seguir, entregarnos a la voluntad de Dios, incluso sabiendo de antemano nuestra fragilidad. No pone excusas, se deja llevar confiada por el Amor de Dios.

Así Jesús, también se entrega a la voluntad del Padre “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Y qué no decir, del aliento que insufla el Espíritu Santo a los discípulos, que encerrados y temerosos, se transforman y son capaces de tener coraje y les llena sus bocas de palabras que ni tan siquiera ellos se veían capaces de decir. El Espíritu Santo les trasmite la Palabra de Dios, les hace mensajeros de la Buena Nueva, de la Nueva Alianza de Dios con el Hombre.

Somos transmisores de la Palabra de Dios, hemos de tener confianza y dejarnos llevar, ser capaces de dar el SI de María, de ver con los ojos de Dios a aquellos que nos rodean.

clip_image002Muchas veces no advertimos de qué manera obramos, pero en nuestros actos del día a día, está la presencia del Espíritu Santo, acompañando a un enfermo, escuchando al vecino, explicando el Evangelio a los más pequeños, dando de comer a los más necesitados…

Dios no nos pide que hagamos grandes cosas, solo que seamos capaces de hacer esas pequeñas cosas de cada día, como si el prójimo que tenemos delante, fuese y es Él mismo

Es Fameliar