domingo, 26 de febrero de 2012

Editorial Es Pont nº 229

En Enero se celebra el día de la paz, pero ¿de qué paz hablamos?
Comúnmente, cuando nos referimos a la paz queremos expresar la ausencia de conflictos armados. Nadie quiere la guerra para el otro ni para si mismo.
Pero acaso esa es la paz con la que Cristo resucitado se presenta a sus discípulos. La paz que les trata de insuflar es la paz que proviene de Dios, es la paz que llena el corazón de la gente, que les ahuyenta los temores y los reconforta, porque saben que hay gente a su lado que se preocupan por ellos.
Hay muchos motivos para desear la paz a la gente que nos rodea.
Justo cuando escribo estas líneas, me comentan que la hija de unos amigos se ha puesto enferma, la paz que necesitan mis amigos es esa que les reconfortará al saber que hay gente que se preocupa por el estado de su hija, por saberse arropados.
Cómo puede haber paz si en nuestras casas tenemos gente a la que les falta el trabajo, vecinos a los que no les llega el poco dinero que tienen para comer, amigos de los que sabemos que en sus vidas se han encontrado obstáculos que no parecían otearse en el horizonte, gente en las que el desánimo se ha apoderado de sus vidas y no ven una respuesta…Pues allí es donde debemos hacernos presentes, como el hombre del camino de Emaús, y estar dispuestos a abrir los ojos, los oídos y nuestros corazones al prójimo.

Editorial Es Pont nº 228

El 28 de Agosto de 1963, Martin Luther King pronunció un discurso ante una multitud de gente congregada, aquel discurso fue una proclamación de la lucha por las libertades de la población negra de Estados Unidos, y por ende, de todas las minorías de aquel país.

“I have a dream”, seguro que habréis oído multitud de veces esta frase, tan simple pero a la vez tan compleja.
“Yo tengo un sueño”, una frase que engloba toda una lucha por el bien de una población, una frase que nos indica que tenemos que luchar por las libertades de las personas, que defiende a la persona frente a un conjunto de normas que abocan a la desesperación de todo un colectivo. Esta frase encierra toda una lucha en pos de la libertad, una búsqueda de conseguir una utopía.
No podemos quedarnos como traducen algunos en “he tenido un sueño”, que sí, que es bonito pero se queda en la cara bonita de la utopía, en ver convertidos nuestros sueños de un mundo mejor para todos, pero que al despertarnos y volver a la realidad denigrante nos deja “un fue bonito el sueño pero es eso, un sueño, una utopia irrealizable”.
Pero Martin Luther King, en su “tengo un sueño”, agarro el toro por los cuernos y nos hace ver que el sueño es bonito pero realizable, sabe que hay mucho por hacer, pero “su sueño” no acaba al despertar, sino que en ese instante comienza la dura aventura de convertir ese deseo en una realidad, nos pone en marcha, nos pide que no sea solo una utopía, sino que “construyamos esa utopía”.
Yo tengo un sueño…
En que todos los habitantes de Son Gotleu son capaces de convivir en armonía.
En el que los más necesitados, sienten que el resto de vecinos se emplican para hacerles más llevadera sus dificultades.
En la que los niños, jóvenes y mayores conviven, ríen, hablan y trabajan juntos.
En que Jesús nace en el corazón de nuestro barrio.
Es Fameliar

Editorial Es Pont nº 227

¿Qué tipo de Comunidad somos y cómo queremos ser?

Estoy seguro que cada uno de nosotros, individualmente, somos como aquellos discípulos de Jesús, que se encargaban de transmitir sus enseñanzas con los gestos diarios, acogiendo al desconocido, dando de comer al hambriento, cuidando de aquellos que están enfermos… pero, ¿y a nivel comunitario? Cómo estamos presentes en nuestra barriada, ¿sabemos dar respuestas a las necesidades?
Quizás no lo sepas, pero hay gente de nuestra comunidad que se encarga de aliviar un poco, siempre dentro de nuestras posibilidades y limitaciones, a nuestro prójimo.

Uno de los mayores problemas que hemos detectado, es que estamos encorsetados en la iglesia-edificio y necesitamos abrirnos al barrio.
Y ahí es donde entramos en juego cada uno de nosotros.

¿Cómo podemos mejorar la Caritas Parroquial?, es evidente que conociendo las necesidades de la gente, gente que por otra parte, a veces les cuesta dar el paso por vergüenza y sufren la crisis en silencio. Cómo podemos hacer llegar a esa gente necesitada si nos comunicamos con ella ni sabemos por terceras personas de sus necesidades.

Seguro que en nuestras escaleras conocemos gente que lo está pasando mal, y nosotros podemos ser el enlace con Caritas.

Es Fameliar