miércoles, 29 de abril de 2009

Las dunas de Cala Mesquida

Recientemente estuve en Cala Mesquida, y a pesar del tiempo pude disfrutar de un agradable paseo por la playa, el pinar y de paso haciendo la cabra intentando acceder a la torre de Son Jaumell, pero como no iba preparado desistí en la tentativa de conquistar la torre, ya iré en otro momento y aprovecharé para darme un bañito en la playa.

Una cosa que me llamó la atención fue el sistema de regeneración dunar, clave para mantener esta cala en un estado óptimo, con barreras para evitar el acceso a las dunas y un puente de madera para cruzar las dunas. Pero he aquí, que como siempre fallan al menos dos cosas. La primera, es que el puente o bien no está acabado o necesita de mantenimiento, siendo en algunos puntos incluso peligroso. En segundo lugar, el hombre tiene que pasar por donde le viene en gana, a pesar del puente y de las barreras se desplazaba a sus anchas por las dunas, incluso vi como se tiraban en una especie de trineos duna abajo.

También pude comprobar como habían plantado para soportar las dunas, especies propias del lugar, aunque no todas las plantas habían agarrado, una pena.

Un poco de vigilancia y sentido común, podrían convertir de nuevo esas dunas en un oasis.

sábado, 25 de abril de 2009

Pregón Pascual Corpus Christi

Después de varias modificaciones, finalmente nos decantamos por la tercera versión para el pregón pascual.

El cielo se tiñó de negro, las tinieblas se adueñaron del mundo y la tristeza y desesperación se aposentaron sobre los discípulos del Nazareno.

Sus deseos e ilusiones de libertad se quedaron truncados por la muerte en la Cruz de su maestro. Ahora, nos encontramos envueltos en otras tinieblas, la desesperación hace mella en el hombre; las injusticias sociales oprimen nuestros corazones.

Hermanos, en medio de la oscuridad de la noche, irrumpe el fulgor del Cirio Pascual, he de daros un mensaje: ¡Cristo Rey ha resucitado!

Recientemente vimos como el Hijo de Dios, abandonaba su condición divina, se humillaba y se ponía al servicio del resto de la comunidad. Ese mensaje de que nos despojemos de nuestros egos y que nos entreguemos al servicio de aquellos que nos necesitan, con el mismo amor que Jesús iba predicando: el Amor al prójimo sin juzgarlo, solo amor.

En estos momentos, seamos como aquellas primeras comunidades de discípulos de Jesús, y vivamos intensamente y con alegría el mensaje de amor. Mantengamos encendidos en nuestros corazones, la llama libertadora del Espíritu Santo que ha encendido en nosotros Jesús resucitado y compartámosla con los demás.

Que la luz de cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y nuestro espíritu.

¡Jesús ha resucitado!

¡Aleluya, aleluya, aleluya!

viernes, 10 de abril de 2009

pregón pascual Corpus Christi 2009

El cielo se tiñó de negro aquella tarde, las tinieblas se adueñaron del mundo y la tristeza se aposentó sobre los discípulos del Nazareno.

El miedo, la tristeza, la desesperación habitaban en ellos. Sus deseos e ilusiones de libertad se quedaron truncados por la muerte en la Cruz de su maestro, al que seguían pero que no llegaron a comprender la esencia del mensaje que éste les transmitía.

Durante el periodo de tres años que Jesús fue instruyendo a sus discípulos, muchas veces les enviaba a distintas poblaciones para que como él, fueran dando a conocer su doctrina. Lo malo es que lo pobres discípulos se quedaron en unos meros espectadores, durante el tiempo que el maestro anduvo con ellos, no fueron capaces de vivir, de hacer suyas las enseñanzas. Por eso, cuando llegó la hora de la verdad, se refugiaron en sus casas, no comprendieron el mensaje.

Ahora, nos encontramos envueltos en otras tiniebla, la desesperación hace mella en el hombre; las injusticias sociales oprimen nuestros corazones.

Recientemente vimos como el Hijo de Dios, abandona su condición divina, se humilla y se pone al servicio del resto de la comunidad. Ese mensaje de que nos despojemos de nuestros egos y que nos entreguemos al servicio de aquellos que nos necesitan, con el mismo amor que Jesús iba predicando: el Amor al prójimo sin juzgarlo, solo amor.

Hermanos, en esta noche, que simboliza las tinieblas en nuestras vidas, he de daros un mensaje: ¡Cristo Rey ha resucitado!

En estos momentos, seamos como aquellas primeras comunidades de discípulos de Jesús, y vivamos intensamente y con alegría el mensaje de amor. Mantengamos encendidos en nuestros corazones, la llama libertadora del Espíritu Santo que ha encendido en nosotros Jesús resucitado y compartámosla con los demás.

¡Jesús ha resucitado!

¡Aleluya, aleluya, aleluya!

miércoles, 8 de abril de 2009

Editorial Es Pont nº 205

Ya lo dice la canción: “La muerte no es el final…”
Y es ahí donde muchas veces los cristianos tropezamos, sabemos distinguir el principio, con esa criatura adorada por un coro celestial, que nació en un pesebre de Belén de Judá; y vemos en la tortura y la posterior muerte en la cruz el fin de un trayecto, jalonado por las vivencias junto a unos hombres que tenían el oficio de pescadores. Pero no, la muerte no es el final, es el principio de nuestras vidas.
Durante el periodo de tres años que Jesús fue instruyendo a sus discípulos, muchas veces les enviaba a distintas poblaciones para que como él, fueran dando a conocer su doctrina. Lo malo es que lo pobres discípulos se quedaron en unos meros espectadores, durante el tiempo que el maestro anduvo con ellos, no fueron capaces de vivir, de hacer suyas las enseñanzas. Por eso, cuando llegó la hora de la verdad, se refugiaron en sus casas, no comprendieron el mensaje.

Y llegado el momento, un personaje les acompaña camino de Emaús, los escucha, los reconforta y un gesto, les devuelve la ilusión. Han estado haciendo un breve pero intenso camino: han resucitado a la vida y han hecho suyos lo que Jesús les estuvo enseñando.

Y al regresar a Jerusalen, contactan con los discípulos y les trasmiten lo que ellos han vivido. Es necesaria una nueva aparición de Jesús para que los discípulos capten toda la profundidad de su mensaje.

Muchas veces, nosotros como aquellos discípulos, seguimos repitiendo aquellos gestos por inercia.

Y en verdad os digo, el hijo de Dios se entregó…. Ahora nos queda por demostrar que no fue en balde.
Al final, los discípulos consiguieron vivir intensamente el mensaje que Jesús les había trasmitido, que esa fue su resurrección: