jueves, 6 de enero de 2011

Editorial Es Pont nº 220

Todavía siguen montados los belenes en nuestras casas, algunos, los más sencillos, solo con el nacimiento, otros más opulentos con toda la corte celestial; los reyes magos cargados de regalos, con sus pajes; pastores con sus rebaños que van a dorar al niño; incluso con figuritas representativas de la vida popular, animales, figuras con movimiento; “caganers” varios y los juguetes de los niños que tampoco pueden faltar a la cita.

Quiero que dirijáis vuestra mirada al nacimiento y os centréis en una figura que está ahí, hierática, absorta y olvidada, ya que su presencia pasa inadvertida (y su función). Si, me refiero a San José, ese hombre bueno que le tocó un papel no sé si de artista invitado que ha sido olvidado y apaleado. Un papel que en esta historia cumplió con sobriedad y buen hacer.

Y este papel, ya me gustaría ver cuanta gente es capaz de representarlo liberándose de los prejuicios, de qué dirán y tomar como tuyo a una mujer, madre soltera de un hijo que no es tuyo.

Vale, se le apareció en sueños un ángel y se lo dijo, pero el compromiso y la respuesta fueron suyos.

Además de la confianza en Dios y la fidelidad demostrada, hay que añadir la capacidad de acoger y amar.

Yo estoy seguro que amó a Jesús y a María, a los que supo acoger en unos momentos difíciles, que los acompañó, les dio protección y calor humano cuando lo precisaban.

clip_image002José, el carpintero, el hombre, nos dio una sencilla lección: acoger en su corazón a los más necesitados.

Que este espíritu de acogida se haga presente en nuestras vidas durante este año.

Es fameliar