lunes, 25 de abril de 2011

Es tap de cortí, don X

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Ya hace un tiempo que la Iglesia está en boca de la gente, y generalizando, para hablar mal de ella, muchas veces sin conocimiento de causa o con conocimiento de hechos que dentro de ella, nos dejan perplejos a la mayoría. No quiero dar ni quitar la razón a unos ni a otros, pero a veces me parece que se dan situaciones que en los tiempos en los que vivimos, parecen fuera del contexto de la realidad social.

A veces, me parece que el papel de la Iglesia, se asemeja al de la Real Academia de la Lengua Española, cuyo lema es “Cuida, Limpia y da Esplendor”, que lo último que ha hecho ha sido “liarda parda” con una serie de reformas que nada tienen que ver con su lema, su leitmotiv.

Ahora han salido a la palestra de esta Iglesia, los defensores de la ortodoxia en las celebraciones, que si tienen que ser de tal manera, que si debemos prescindir de cualquier adorno, emplear el latín en las celebraciones y el culto de espaldas al pueblo.

clip_image004Otra vez el pueblo, este tipo de Iglesia quiere vivir de espaldas al pueblo, no sé, yo soy de los que creen que Jesús miraba cara a cara a su pueblo, ni mandó a sus discípulos a predicar sus enseñanzas, el mensaje del Evangelio, la Buena Nueva, a espaldas de la gente.

Qué sentido tendría la última cena, de haber ocurrido con Jesús dando la espalda al resto de comensales. Esa Eucaristía era compartir viendo la cara del que tienes delante.

Los defensores de la ortodoxia, los que repudian o no veneran a la Virgen o a los santos, a nosotros y a todos los cristianos nos tiene que unir el amor al prójimo, sea éste quien sea.

Editorial Es Pont nº 222

Alguna vez ya hemos comentado la situación de la mujer en la Iglesia, labor por cierto que muchas veces pasa inadvertida.

Y es que por norma, cuando se habla del papel de la mujer en la Iglesia, la primera imagen que se nos viene a la cabeza es la de la monja, mujer dedicada a la vida religiosa si, pero que por decirlo en modo como si se tratase de una empresa, pocos son los niveles de promoción, ya que no la veremos en los altos cargos de poder dentro de la Iglesia.

No debemos olvidarnos de esas mujeres que por vocación y sin estar dentro de la Iglesia, atienden a los más necesitados en las misiones, o aquí en Cáritas, y sobretodo, en esa labor nunca agradecida de la limpieza y cuidado de los templos. Cuántas mujeres han compartido horas de sus vidas con personas necesitadas o enfermas, haciéndoles llegar el testimonio vivo del Evangelio.

El papel de la mujer siempre ha quedado relegado a un segundo plano, pero en cuantas citas de los Evangelios no aparece una mujer, tanto en situaciones delicadas (que poco cuesta señalar al más débil) y en otras importantes (¿quiénes fueron las primeras en ir al sepulcro?, ¿quienes acompañaban a Jesús?, incluso su madre, por decirlo de alguna manera, es su fan más incondicional.

Las mujeres, a pesar de aparentemente estar en segundo plano, tuvieron y tienen un papel significativo a la hora de transmitir el Evangelioclip_image002

Es fameliar

Editorial Es Pont nº 221

Recientemente leí un artículo en un periódico, en la sección de sucesos, la historia con final feliz de un niño, que sólo en mitad de la noche, salió de su casa en bicicleta, con la mochila a cuestas, tienda de campaña y una linterna con la intención de ir a ver la nieve. El frío y el cansancio hicieron mella en su joven cuerpo, lo encontraron a unos 15km de la nieve, su meta, tiritando de frío a causa de una hipotermia.

Muchas veces me pregunto, cómo vivo mi fe, si se deja llevar por las circunstancias o acaso es ilusionada como la del niño que quería ver la nieve.

Conocer cómo vivimos nuestra fe es muy importante, y la mejor manera es con alegría, no podemos vivir nuestra fe compungidos, ni con miedo al pecado porque seguimos viviendo bajo las creencias impuestas.

Sí, vivimos cumpliendo todos los preceptos, pero si no somos capaces de desatarnos de las ataduras de mentalidades caducas, estaremos viviendo una fe alejada de la fe de Jesús, portador de un mensaje de liberación.

Jesús rompió moldes, y lo hizo para liberarnos, para vivir con alegría nuestra relación con Dios.

Y no lo hizo solo, lo hizo en compañía de sus amigos, los discípulos.

Vive con alegría tu fe, aliméntala con la compañía de los que te rodean.

Es fameliar