domingo, 10 de julio de 2011

Editorial Es Pont nº 225 ¿Cómo ser humilde cuando uno es tan grande?

¿Cómo ser humilde cuando uno es tan grande?


Pues de la ún ica manera que sabemos hacer: trabajando en común unión.


No, no es que no tengamos abuela, tenemos muchas abuelas, y madres, y tíos y sobrinos y una cantidad enorme de hermanos y un solo Padre.


Estamos, ya de hecho, en el fin de curso; muchos nervios, reuniones, preparaciones y celebraciones… Primeras comuniones, el XXI Sopar de Missions, convivencias, Confirmaciones y campamentos de los AdJ, las festividad del Corpus… muchos eventos concentrados en unas pocas semanas. Uno nunca lo entiende hasta que no se encuentra en medio de tanto trabajo, tantas personas trabajando para que todo se celebre en condiciones, trabajando en comunidad, salvando las diferencias que tenemos cada unos de nosotros, nos conocemos y nos queremos tal como somos, ni más ni menos.


Podemos estar orgullosos, y sacar pecho. Tenemos derecho, somos una comunidad humilde, que con nuestro estilo, conseguimos sacar lo mejor de nosotros mismos para el bien de toda la Comunidad.


Orgullosos de juntarnos para preparar la cena de misiones, de disfrutar haciendo nuestro trabajo, de reunir dinero para compartirlo con los más necesitados.


Orgullosos de tener un grupo de jóvenes que se confirmaron la noche del Corpus (doble motivo de felicidad), comprometidos y afirmando las ganas de trabajar y seguir conociendo cada días un poco más a Jesús.


Cómo no sentirnos orgullosos de la calidad humana de los jóvenes de nuestra parroquia, que han vivido un intenso fin de semana mostrando la capacidad de acoger, de acompañar y de hacer que los nuevos se sientan partícipes como si se conocieran de toda la vida.


Todo esto se refleja en una frase que Dios nos susurra cada día al oído: “Tú eres mi hijo amado”.


Es fameliar



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