miércoles, 2 de julio de 2008

Campamentos AdJ s'Estanyol



Viernes 27 de Junio, son las cinco de la tarde, el sol abrasa las mochilas de los Amigos de Jesús (AdJ), grupo de la parroquia Corpus Christi de Palma, en el barrio obrero de Son Gotleu, donde hace un par de años que acompaño a unos chavales en su formación espiritual. A pesar de ello, no hace mella en la sonrisa de los AdJ, hace tiempo que soñamos con estos campamentos, ha sido un año muy largo, duro, de transición. A principio de curso, sabíamos que se nos unirían los chavales de nuestra parroquia amiga Mare de Déu de Montserrat, no sabíamos muy bien como íbamos a encajar tanto con ellos como con los catequistas, solo el tiempo seria juez. A primeras de cambio el primer mazazo, muchos niños (de 30 a 40) de diversas edades, recomponiendo los grupos para que todos encajaran y somos dos monitores menos ( cuidado, no abandonábamos, solo que no podíamos estar con ellos los viernes, pero si adaptamos la reunión de los mayores al sábado). La primera alegría: nos vanagloriamos de que tenemos un grupo excepcional de jóvenes en nuestra parroquia y lo demuestran con creces, los que podían asistir los viernes como ayudantes se hacen cargo de los grupos que nosotros no podemos atender. Gracias a Dios que tienen un fuerte compromiso, devuelven con ilusión aquello que recibieron de nuestra parte.
Pasa el tiempo, año nuevo, y necesitamos unas convivencias, pero no puede ser, estamos sujetos al calendario escolar y este 2008 viene muy apretado, toca esperar al verano. Es un duro golpe, ellos esperaban las convivencias.
Con el calor llega el fin de curso, el cansancio aflora y con él el desánimo y la impotencia. A veces nos vemos tentados con tirar la toalla, no solo con ellos, sino en otros grupos donde estamos inmersos.
Por fin llegan los esperados campamentos, estamos en pleno éxtasis. Llegamos a la casa, un pequeño reconocimiento y cargamos los bártulos, enormes sonrisas, vamos a la playa a refrescarnos. La playa no contenta a los chavales, y no me extraña, a mi tampoco me gustan las rocas, pero les prometemos llevarlos mañana a un oasis de arena.
A la hora de la cena, las hormonas en ebullición hacen su aparición, esto parece un gallinero. Dan buena parte de sus viandas. Después de la cena se produce un impás que se me hace eterno y además a Ramón le entra la morriña y tenemos el primer disgusto, está en plan cabezón [me recuerda a alguien ;) ] , nos vamos a dar una vuelta por el pueblo, aprovechamos para hacer un par de dinámicas. Con los mayores aprovecho para darles un toque de atención y de paso un poco de formación. Leemos dos textos, la elección de los discípulos y la parábola del sembrador.
A nuestra llegada a la casa, los pequeños se van a dormir y los mayores, que les dejamos dormir en la terraza tienen su velada particular, ¿tendremos parejas para mañana? Los monitores hacemos reflexión de la jornada entre las risas de los chavales, que se encuentran bulliciosos.
Sábado: cambio de planes, nos vamos primero a la playa para evitar el calor del mediodía y después los talleres, algunos tienen más éxito que otros. Es el momento de los talleres, que algunos monitores nos transformamos en arzak, arguiñano, ruscalleda y madó antonia en la cocina, la cual hemos convertido en un laboratorio, el trabajo nos desborda, cada uno trabaja a su manera (como cantara Sinatra) y se nos fue la mano en la cocción de la pasta, pero como Panoramix el druida, elaboramos un brebaje que la condimenta. Hay críos que repiten varias veces. Más playa por la tarde, nos hacemos notar y los guiris huyen despavoridos; bueno los peces y medusas si las habían también. Subió Jaume Alemany a celebrar la Eucaristía, fue muy bonita y participada por todos. El cansancio se refleja por la noche en sus rostros, cena y después paseo. De nuevo reflexión, son las 12 y el silencio en la casa es absoluto, nadie diría que estamos aquí.
Domingo: nadie no, una irreductible senyora viene colérica preguntando quién manda, que som persones majors y esto no se puede aguantar, el jaleo que hemos montado la ha obligado a llamar al médico. Y después de jurarle que ayer no fuimos nosotros, reconociendo que el viernes si, no atendió a razones: en la plaza donde estábamos se reunen a hacer botellón. Respuesta de la madona: lo del botellón es cosa que pasa en toda España y no podemos hacer nada, pero nosotros SOMOS DE IGLESIA y tenemos que poner orden y silencio. Tate, muy viejita era que necesitó dos días en venir a abroncarnos.
Para quitarnos el disgusto, playa y talleres. Compartimos mesa con los padres, era el fin de fiesta a este curso.

He de reconocer que hemos aprendido mucho, que hemos descubierto cosas que nos hace recuperar el ánimo para seguir adelante. Tratar con los chavales, a pesar de que no nos conozcan y que nos devuelvan con un simple gesto como es una sonrisa, toda nuestra entrega. Nos vemos el próximo curso. Feliz verano a todos.

1 comentario:

00podcast, un podcast de cine dijo...

Muy interesante vuestra crónica, Xisco no has cambiado, te siguen encantado las gimkanas :)