domingo, 26 de febrero de 2012

Editorial Es Pont nº 228

El 28 de Agosto de 1963, Martin Luther King pronunció un discurso ante una multitud de gente congregada, aquel discurso fue una proclamación de la lucha por las libertades de la población negra de Estados Unidos, y por ende, de todas las minorías de aquel país.

“I have a dream”, seguro que habréis oído multitud de veces esta frase, tan simple pero a la vez tan compleja.
“Yo tengo un sueño”, una frase que engloba toda una lucha por el bien de una población, una frase que nos indica que tenemos que luchar por las libertades de las personas, que defiende a la persona frente a un conjunto de normas que abocan a la desesperación de todo un colectivo. Esta frase encierra toda una lucha en pos de la libertad, una búsqueda de conseguir una utopía.
No podemos quedarnos como traducen algunos en “he tenido un sueño”, que sí, que es bonito pero se queda en la cara bonita de la utopía, en ver convertidos nuestros sueños de un mundo mejor para todos, pero que al despertarnos y volver a la realidad denigrante nos deja “un fue bonito el sueño pero es eso, un sueño, una utopia irrealizable”.
Pero Martin Luther King, en su “tengo un sueño”, agarro el toro por los cuernos y nos hace ver que el sueño es bonito pero realizable, sabe que hay mucho por hacer, pero “su sueño” no acaba al despertar, sino que en ese instante comienza la dura aventura de convertir ese deseo en una realidad, nos pone en marcha, nos pide que no sea solo una utopía, sino que “construyamos esa utopía”.
Yo tengo un sueño…
En que todos los habitantes de Son Gotleu son capaces de convivir en armonía.
En el que los más necesitados, sienten que el resto de vecinos se emplican para hacerles más llevadera sus dificultades.
En la que los niños, jóvenes y mayores conviven, ríen, hablan y trabajan juntos.
En que Jesús nace en el corazón de nuestro barrio.
Es Fameliar

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