Editorial Es Pont nº 224

Jesús en prácticamente la mayoría de casos, cuando está reunido con sus discípulos, les habla con gestos, para que les sea más fácil la comprensión de lo que les quiere transmitir. Si nos fijamos bien, podemos observar también como Jesús se sienta a la mesa para compartir con ellos sus explicaciones, y es en torno a una mesa, poco antes de ser crucificado, cuando se establece un gesto que identifica a todos los seguidores de Jesús, con la partición del pan, gesto que como hemos leído les sirve a los discípulos que se encontraban camino de Emaús para reconocerlo.

Es un gesto bien sencillo, cuántas veces no hemos compartido, de la misma manera que Jesús con sus discípulos, el pan entorno a la mesa. Salvando las distancias, el pan que representa su cuerpo y les da a entender que hay que compartir, dar a conocer al resto de la gente el mensaje que Él les ha ido trasmitiendo mientras estaba con ellos. Igualmente pasa con el cáliz, el vino-sangre que establece una nueva alianza entre Dios y los hombres.

Ahora nos metemos de lleno en tiempo de primeras comuniones, muchas veces la primera y última, y tendríamos que plantearnos qué significa para cada uno de nosotros el rito/símbolo de la Eucaristía.

¿Cuál es nuestra actitud como padres, padrinos, catequistas en la formación de los niños y niñas que han de recibir este Sacramento?