lunes, 25 de abril de 2011

Editorial Es Pont nº 221

Recientemente leí un artículo en un periódico, en la sección de sucesos, la historia con final feliz de un niño, que sólo en mitad de la noche, salió de su casa en bicicleta, con la mochila a cuestas, tienda de campaña y una linterna con la intención de ir a ver la nieve. El frío y el cansancio hicieron mella en su joven cuerpo, lo encontraron a unos 15km de la nieve, su meta, tiritando de frío a causa de una hipotermia.

Muchas veces me pregunto, cómo vivo mi fe, si se deja llevar por las circunstancias o acaso es ilusionada como la del niño que quería ver la nieve.

Conocer cómo vivimos nuestra fe es muy importante, y la mejor manera es con alegría, no podemos vivir nuestra fe compungidos, ni con miedo al pecado porque seguimos viviendo bajo las creencias impuestas.

Sí, vivimos cumpliendo todos los preceptos, pero si no somos capaces de desatarnos de las ataduras de mentalidades caducas, estaremos viviendo una fe alejada de la fe de Jesús, portador de un mensaje de liberación.

Jesús rompió moldes, y lo hizo para liberarnos, para vivir con alegría nuestra relación con Dios.

Y no lo hizo solo, lo hizo en compañía de sus amigos, los discípulos.

Vive con alegría tu fe, aliméntala con la compañía de los que te rodean.

Es fameliar

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